Me parece increíble tu incapacidad para aceptar que estás en un error.
Que, no aceptes que lo que dices se puede malinterpretar.
Me sorprende que no pidas disculpas cuando claramente me has lastimado.
Yo, no voy a ser el juego de nadie, y no vas a estar burlándote de mí.
Tu inestabilidad me incomoda profundamente. Y, que no sepas lo que quieres me aburre. Yo no creía que podía aburrirme de alguien pero tú me aburres.
Ahora que te conozco mejor, sólo eres una genérica más, con calcomanías.
Me enojo conmigo porque alguna vez me fijé en ti, para algo más que una amistad.
Pero no vales mi tiempo. Y has sido tiempo desperdiciado.
Ya lo dijiste, ya no puedes retractarte.
Y que intentes explicar o busques justificar sólo te hace quedar peor.
Ya entendí. No quieres lo mismo conmigo. Ya no voy a buscar eso, contigo. Ya no lo quiero.
Es más, ya no vengas.
¿Para qué?
Ya no quiero nada de ti.
Ya no me interesas.
Mejor regresamos a la distancia y los mensajes.
O quizá a nada.