6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

noviembre 09, 2021

Cruces II

 

Me hago moretones y los hago notar.
Pero te miento.
Estas heridas son auto infligidas.
Finjo, te dejo creer.
Adentro, sé que no me crees.
 
Afuera, sólo hay vacío.
Cafeína que sé, no debo consumir.
Mi flora intestinal está devastada.
 
No me importa.
 
Otro café.
 
Ya me duele adentro, qué más da otro café. {Basado en hechos reales}

Ahí es cuando te vuelves a enamorar, aún con la cortada en la mano fresca, y tienes algo de qué hablar.
Te gusta, y sólo la quieres besar.
Pero ya pasaste ese tiempo, y en la siguiente oportunidad sólo queda frío. Porque te conoces, la madera no se volverá a quemar. No serás árbol de otra hoguera, de otro gusano.
Y, así como tomar refresco, te des-enamoras.
Así mismo te hace daño.
La idea fue pasajera, no llegó a ilusión. Tienes mucha materia para eso.
El egoísmo y la crueldad empezaron desde adentro.
El hedonismo nocivo, de saber que no debes hacer algo, pero lo haces porque te hace sentir bien. Pero no te sirve de nada.
Así como no le sirves a nadie.
 
Tus pertenencias les sirven, tú no.
 
Otra idea: vender todo y dejar el dinero.
Y convertirte en cenizas.
Y que las usen para una maceta, y sirvas de algo, para algo vivo.
Porque antes no te podías hacer cargo de otro ser, pero ya hecho materia moldeada, puedes contener algo más.
 
Sólo soy pretextos pretendiendo formar una persona.

noviembre 08, 2021

Cruces


 

Fantasmas en un traje de carne pretendiendo ser una persona.
Siendo dos personas.
Sonreír duele, sabe a sangre.
Aquí hay frío que no se transforma.
Aquí hay frío que sólo consume.

Los pensamientos de terminar con esto no se han ido,
si acaso disminuyen en tamaño o frecuencia.
Pero esos colores me pertenecen, esos colores soy yo.
 
¿Cómo te hago entender que no puedes hacer nada por mí?
Que si supiera como me puedes ayudar, te lo diría.
Pero no puedes.
No hay nada para arreglar aquí.
Me gustan mis grietas, me gusta mi daño.
Y no te lo muestro porque tú no tienes la culpa.
No vas a respirar mi ponzoña, mejor me alejo.
 
Ya haces suficiente con estar aquí,
con responderme de vez en cuando,
aunque pasen semanas o meses,
pero sé por qué: tú tienes tu propia vida.
 
Tal vez debería despedirme de una vez de ti, por si no nos volvemos a ver.
Me gustó haberte conocido mientras viví este periodo aquí en la Tierra.
 
Me hago el interesante, porque no lo soy.
Me construyo, porque soy ruinas.
Acomodo los cuadros en la pared, recogí las tripas del pasado.
Me gusta ver las paredes destruidas,
definen esa parte de mí, el potencial, que no aprovecharé, que no pedí.