Tú y yo nunca compartiremos respiraciones, piel, ni miradas.
No estaremos bajo el mismo techo en el mismo cuarto con la puerta cerrada.
No llegaremos a comer del mismo plato ni nos esconderemos juntos bajo los muebles.
No tendremos tardes compartidas en donde la mitad del sol es tuya y la otra es para mí.
No habrá una ola de mar que nos llegue a los dos al mismo tiempo a los pies.
No nos beberemos el tiempo juntos ni nos comeremos la noche hasta que el día irrumpa en nuestros ojos.
Tú y yo no nos conoceremos en persona.
Y no puedo decir que así es mejor, no lo sabría, no puedo comparar algo que no tengo con algo que considero improbable.
Hay más imposibles, pero por mi parte la ilusión es algo inservible. Al menos, yo no tengo posibilidades reales de viajar hasta allá.
Toma este cuchillo y húndelo en tu pecho hasta que el dolor no importe. Este es mi regalo. No lo guardes, no digas que conservarás eso que sientes porque no te creeré. Te dije que te lo facilitaría, aunque yo acepto lo que sientes y te lo puedo corresponder, eso no basta para mí, bien sabes que soy más superficial y frío, y egoísta, y material. Me importa el físico, tanto como la química.
De nada. Ten una buena vida.
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