Ese viernes, no quise salir. Ya iba a ser un año desde que empecé a trabajar en las pizzas.
Iban a ir mis compañeros a un bar, a cotorrear. Iban a ir las chicas de caja también.
Me invitaron.
Aunque la vez anterior me divertí mucho, porque pude cantar. Y bailar con una de mis compañeras de caja.
Depresión es, rechazar la comida.
Negarte ante las invitaciones a comer.
A salir. A beber. A bailar. A conocer a "su prima", como te dijo tu amigo.
"Le caerías bien", pero tú ya estás muy cansado. Ya no quieres volver a "intentar".
Depresión también es, rechazar ayuda.
--
Una lástima que te toquen mis malos humores de la mañana cuando no me he tomado mi primer café, no me ha dado ese dolor, ese rasguño intestinal, que me mantiene desmotivada, me desciende a la humildad porque no voy a ir a que me den pastillas para que se me haga otro agujero en el estómago, como el anterior. No sé cómo la gente puede vivir con reflujo.
--
No tienes ni idea,
cuando te veo en caja,
y suspiro, porque pienso en ti. Y sé que tú no piensas en mí.
Conozco mis alcances, y sé que no te fijarías en mí. En otras circunstancias, ni me hablarías.
Pero por fortuna o por desgracia, somos compañeros de trabajo.
Y has aprendido de mí, y ya vas entendiendo que sí me puedes contar cualquier cosa.
Pero yo a ti no.
Fueron contadas las ocasiones que alguien se robó mi confianza en mí mismo al hablar, como lo haces tú.
Sólo sé responder, no sé "sacar plática" porque no sé qué te guste, o si te gusta algo.
Te he reducido muchas veces a una chica simple y aburrida, para que me dejes de gustar.
Qué bueno que no me haces caso; ya te estarían preguntando tus padres que por qué te viniste a vivir conmigo.
--
Luego me acuerdo que tú misma dices que "la vida es fácil",
cambio de opinión.
O mejor dicho regreso a la anterior: que eres simple y aburrida.
No hay comentarios. :
Publicar un comentario