Aprendí para seguir con vida.
No quiero "tener que" vivir, quiero que vivir sea una elección mía, propia.
Muté, me agregué partes. No es lo mismo que cambiar.
Al final puedo quitarme todo y seguir siendo el mismo.
Si cambias, al final cambiaste.
No quiero "tener que" vivir (como he estado haciendo).
Que ustedes me quieran aquí, eso sólo hace que me duela.
Las alas tiran hacia arriba, las anclas hacia abajo.
Sigo siendo un ángel dual, aunque no he realizado el papel que me corresponde en un tiempo.
A veces me imagino. Me pongo a pensar; allá afuera hay otros, existen más.
Personas caminando o quietas, dormidas o despiertas.
Aunque no son muchos más, ángeles duales, y no lo saben, la mayoría no sabe que lo es.
Incluso, podrían pasar su vida sin saberlo.
Yo sé mejor. Se necesita uno para conocer a uno.
Y no podría estar con alguien muy diferente a mí.
Hice paz con la resolución de que no hay nadie más, y es improbable que haya.
Sonrío, y no tiene por qué importar.
Es improbable que encuentre a la que se quede para siempre, así que decidí pensar otra cosa.
Moví mis pensamientos hacia otros objetivos.
Si llega, que llegue, bienvenida sea. Si no lo hace, no es aflicción que me corresponde.
Los niños no deben tener niños. Y si uno no puede cuidarse a sí mismo, no debería pretender cuidar a otro ser vivo.
No elegí esto. Pero hago lo mejor que puedo con lo que tengo. Y si no es suficiente para ti, es porque tienes razón. Por eso digo que soy poca cosa.
Y si crees que "doy para más", me estarías sobre-estimando.
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