La verdad no soy feliz.
Tengo más de lo que quise.
Tengo más que lo que podría querer.
Perdí mis alas. Y he perdido muchos brazos.
Y he perdido mucho tiempo.
La transformación se ha tardado demasiado.
Me han dejado atrás mis hermanos, en sus cráteres.
No sé cómo fui a aterrizar aquí. Con cáncer.
Los siento royendo mi corteza. Pululando entre mi savia. Chismeando sus errores, con sus pequeñas voces que no alcanzan a generar gran dolor, pero sí me mantienen despierto.
Años, décadas... Hasta que ya me siento seco, como la primera vez. Como cuando anhelaba la lluvia después de la tormenta de fuego. Resistí. Pero, ¿para qué?
Y es que no pensamos antes del viaje, y es que no dependía de nosotros.
Éramos apenas unos niños cuando nos expulsaron. ¿Qué responsabilidad íbamos a tener?
octubre 30, 2019
Zigma
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