El viento me contesta, no te quiere.
No te quiero.
Abro la mano y tengo semillas que se agitan mientras me acerco a ti,
a tu latir,
quieren incrustarse en tu carne, están inquietas por echar raíz en ti.
Absorberte, consumirte. A su paso.
El agua y el fuego tienen otro ritmo. Todo se siente natural mientras recorre esa venganza a través de mis brazos.
Aunque no te lo mereces.
Te lo dije, el metal extraña esa sensación, los guantes extrañan ese escurrir.
No es tu culpa.
Por eso, en el futuro, en mi siguiente vida me compraré una compañera que sea resistente y la pueda maltratar, para ya no tener que lastimar a otra mujer,
que antes de eso fue niña, hija de alguien. Yo vine de una mujer, pero eso obviamente, ya te diste cuenta, no me importa suficiente,
ni tampoco les guardo rencor, no estoy traumado ni busco cubrir una necesidad patológica específica.
Simplemente en el presente, encuentro una satisfacción incorrecta al hacerlo.
Por eso, te dije, en el futuro me compraré una acompañante sintética, que reciba esto. Pero en esta vida ya fue muy tarde para nosotros. Le hablé al viento,
me respondió, "hazlo". La fuerza natural que me recorre, te quiere de regreso.
Ellos no tienen nuestra balanza, a ellos tampoco les importa quién o qué fuiste antes.
A ellos no les importa en lo que me convertí, en lo que me voy a convertir. Cuando cumpla mi función también me van a reclamar, en fauces de madera y tierra me van a tragar.
En fuego que me consume, en agua que me disuelve, en pequeñas bocas que se alimenten.
Con pequeños dientes que me desgarren y continúen el ciclo.
Para nosotros es cruel, para ellos es natural, eso son.
Una rama atravesando la cuenca del cráneo, como ya lo pasé yo en mi vida anterior.
Quizá todavía te podías arreglar de tu condición.
No eras alma libre, porque la carne te contenía, y te dejabas llevar por el impulso.
Y no te ofendo, te describo, puta.
Pero digo que le das buen uso y significado a esa palabra.
Eres la definición. Sin rodeos, sin absurdos.
Malo fue que quisieras fingir, y hasta negar lo que eres.
Por eso las semillas están inquietas, quieren callarte la boca, quieren crecer y salir de entre tus costillas, llenar tu esófago.
Quieren aplicar otros balances que no alcanzamos a comprender con nuestras mentes humanas.
Ya no quieren esperar, ni yo quiero.
No llegamos muy lejos de todos modos los que somos como yo.
Y si me queda poco tiempo, no voy a desperdiciarlo más contigo.
No vales mi tiempo, puta.
Nadie me asignó esta función, la encontré y nos hicimos amigos, y me va bien haciéndola.
(Texto 60 de 2019, concluido en 2020)
diciembre 18, 2020
( 2 ) Ruptura, y cesión, sutura.
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