6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

febrero 06, 2021

( B ) //{Acapulco, 4 de la tarde}

En la mañana, cuando tengo pesadillas, me quedo quieto, respiro profundo, aprieto los puños, me enojo. Me mareo.

 

Antes ansiaba estar con alguien, hasta el punto de ser inapropiado. De tratar de ligarme amigas de mis amigos. Rápido me daba cuenta que eso también era estrellarse contra pared. Y me permití muchas veces estrellarme y quedar aplastado entre fierros retorcidos, un instante de salpicar sangre y órganos.

 

Ya no tengo esa ansiedad, tengo otra.

La de estar en la línea de tiempo incorrecta.

 

Aquí no tiene sentido que tengan hijos tal y tal. Las recuerdo en el futuro sin ese compromiso, una tenía su tienda, otra tenía su trabajo. Otros compromisos que no respiraban ni pedían de comer.

Bueno, sus mascotas sí estaban, en casi todas las versiones. Pero no los hijos.

 

También, en esta línea de tiempo no tengo mis poderes, ni uno. Ni siquiera soy tan inteligente para saber dónde empezar a recuperarlos, al menos uno, como fue en muchas versiones: sólo tenía una habilidad y era suficiente. Pero aq/ahora ni eso.

Además de todo, me abruma la realidad, porque mi cuerpo salió defectuoso. No puede acumular mucha tensión o presión sin enfermarse. Maneja bien la tristeza, al menos, la puedo acumular por años, también el resentimiento.

Me provoca ansiedad no saber cómo va terminar esto, y que ya ni siquiera tengo la opción de terminar mi propia vida.

 

 

//{A la hora del desayuno me arrulla el ventilador del techo del comedor, casi me quiero quedar dormido en la mesa, junto al plato}

 

Mesa pequeña, dos sillas, dos platos, dos vasos, dos juegos de cubiertos.

Mesa pequeña, 1 silla vacía, un plato vacío, dos vasos de agua fresca, porque, llené uno por error. No me acordé que ya no estás aquí, los muertos no beben agua. Tu juego de cubiertos está guardado, no me he animado a tirarlo, a enmarcarlo, a quemarlo, a clavármelo en las piernas, a regalarlo, a contemplarlo, a jugar con él, a reciclarlo y crear arte, que me recordaría todos los pinches días de ti, de por sí no he vuelto a dormir en nuestra cama. ¿Usarlo? No es mío, yo ya tengo el mío. ¿Usarlo? Son tus cosas, aunque ya no estés aquí. No quiero sentirte aquí, recordar que alguna vez fui responsable también por otra persona, y que ahora ya no. No lo acepto, no los he vuelto a tocar, siguen en el cajón.

 

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