Lo que recibí, lo que conseguí...
Fue un amor que no se planea,
que no se espera,
que no se desea en principio,
tan simple y tan sumamente complejo.
Yo hablo de una sucesión absurda de eventos que llevaron a todo esto.
Un accidente que juntó a dos almas rotas. Una más que otra, como casi siempre.
A la felicidad real e imperfecta
Yo hablo de un amor que nunca morirá.
Un amor ante el cual la demencia se detiene.
Y todos los motivos para estar triste se hacen más pequeños.
Yo hablo de un amor constante y eterno.
Un fuego hecho de sí mismo y consumiéndose mínimamente.
Yo hablo de un amor sin sacrificios. Sino compartir.
Yo hablo de no tener que sentirse solo, jamás.
Yo hablo de compartir por igual la carne y el cuerpo, como la mente y la espiritualidad.
Yo hablo de fundirse uno con otro.
Yo hablo de comulgar silencios durante días enteros para adentrarse mutuamente.
Yo hablo de algo a lo que no renunciarías.
Algo que te cura.
Algo por lo que morirías, porque difícilmente lo volverías a encontrar.
Yo hablo de algo por lo que pedí tanto,
algo que soñé muchas noches al azar con rostro distinto.
Yo hablo de imperfección necesaria.
Yo hablo de una clase extraña de correspondencia.
Una dependencia secreta.
Yo hablo de despertar cada día junto a la persona que amas, y que sea lo primero que veo en el día.
Yo hablo de compartir todo sin tener que renunciar a nada.
Yo hablo de alguien que nunca se aburriría de tu cara.
Yo hablo de alguien que me tendría la paciencia infinita que yo tengo.
Yo hablo de alguien que no huiría al verme llorar.
Yo hablo de alguien con quien salir.
Alguien a quien visitar en su trabajo o escuela, o su casa antes de compartir una vida.
Alguien por quien no desperdiciarse.
Yo hablo de amor que nunca morirá.
Lo que encontré al tanto buscar, al tanto querer y discernir,
fue algo real. Algo que me hizo sentir, algo por lo que viví.
Alguien por quien seguir vivo.
Alguien a quien descubrir y recordar todos los días.
Alguien con quien puedes platicar de cualquier cosa.
Alguien con quien no necesitas platicar para estar bien.
Alguien con quien pasar un diciembre y que no sea triste.
Alguien que me acompañe a ver la lluvia en primavera.
Alguien con quien compartir la vista desde mi casa al mediodía...
Alguien a quien tomar de la mano durante luna llena en la azotea, acostados y a punto de quedarnos dormidos.
Qué tristeza que a la hora en que escribía sobre esto no lo tenía.
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