6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

enero 05, 2013

Como entregar cuerpos al mar.

Envuelta en velos ceremoniales de pies a cabeza te cargo en mis brazos y marcho fúnebremente como la ocasión en que nos coronaron. Nunca aceptaste ese título, te decías Reina. 
No esta vez hacia una pira a depositar los restos de nuestros adversarios caídos, digno final de unos guerreros feroces, valientes y decididos, no, sino a que te devore nuestra señora Mer, de quien nacimos, y a donde vamos a dar, sólo siendo reflejos de nuestros hermanos allá arriba y abajo simultáneamente, rebelándose con su propio existir contra la negrura intangible que les rodea. 
A que formes parte de un ecosistema que tanto admiramos, y tan poco conocemos. 
A que te ingieran con sus pequeñas bocas criaturas que de otra manera no tendrían oportunidad. Tendrán su nivelación, al haber sido su especie alimento para nosotros también. 
Fuiste tú quien me enseñó lo conectados que estamos realmente con Tærra. 
Siendo tú hija predilecta, pero decidiste tomar con tu propia mano. "El destino no tiene por qué definir mi camino" dijiste, y cumpliste. 
Me hace daño mantenerte aquí, querer que vuelvas, incluso a nivel subconsciente. Por eso corto con fuerza, ya no estás aquí. 
No estás aquí para detenerlo. Y algunas cicatrices sí tienen significado. Y algunas cicatrices te recuerdan que estuviste vivo en algún momento. 
Eso es lo que debe importar, no puedo querer a alguien que ya no está aquí. 
Fin del ciclo. A comenzar uno nuevo. 
Mer se encargará del resto. Al abismo submarino y que te engulla de un bocado. 
Te entrego con mis ojos salados y la pintura escurriéndose por mi cara. Ya no lo pude evitar, y sobretodo, no quise. Porque mi cuerpo retuvo la tensión demasiado tiempo y te decepcionaría haberme visto quebrarme ante la tragedia. "Supéralo" decías, y tenías experiencia en pasados aterradores, incluso para nosotros. 
Pero no es debilidad, es la parte humana, la verdadera humanidad que es humilde, acepta ser parte de la naturaleza, y siente y se duele cuando le duele al mundo. 
Bien, después de dolor que desgarra el alma, lo superé. 

Junté pedacitos, no siempre soy bueno con los rompecabezas. 
Por nuestro bien no me dieron todas las partes del futuro desde el inicio. Pues, sabían del camino de inmadurez que me tocaba. Alguien más sabio, quizá yo en otro tiempo, lo diseñó. Después luz, oscuridad, luz, rojo, blanco, y colores. Y ruido. Y temperaturas. Y sensaciones afiladas en mi cordón umbilical. Después la amnesia chocante lo borró. 

Dentro de cada suspiro, pero también hay colmillos. 
Verdaderos significados. 
Situaciones que no quiero presenciar ni mostrarte. La mente es frágil, y se va marcando por casi cualquier cosa impactante. 
No hay necesidad de llevarte eso a tus sueños. 
Cada vez más cerca de la naturaleza. 

Uno no es trágico ni está triste todo el tiempo por ninguna razón. Aunque no siempre uno que es o está así lo sabe. 
Elegir quedarse en esos estados, también es un asunto aparte. 

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No entenderás de soledad hasta que busques y descubras que nadie te entiende.
No entenderás de dolor hasta que pierdas a la única persona que te ha entendido. 


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