Este fin de semana no tengo a quién enseñarle mis cortadas.
Mi amiga M. me sugirió que considerara la terapia, tan sólo le conté que fantaseaba con metal abriendo caminos en mi piel.
No le dije que lo hice en verdad. No le dije a nadie.
Este dolor es para mí solamente.
Y su preocupación no me sirve.
Pero me arrepiento de marcarme, me gustaría que no dejara rastro, para poder seguir haciéndolo, indefinidamente.
Los nervios gritan en silencio, ya no les hago caso. Así como mis estúpidos intentos de llamar la atención no funcionaron antes.
No sirvo, ni como mal ejemplo, porque continúo esta farsa funcional que llamo vida, y no me suicido, no le doy un final innecesario a este absurdo, esta vida inconsecuencial.
Al regresar al departamento, me hice un par de hotcakes. Les puse salsa picante de habanero verde, porque quería recordar cuando éramos pobres, y eso era lo único que teníamos para comer. Aún me arden las cortadas.
Este fin de semana no tengo con quién compartir la serie que encontré, que me gustó bastante, tiene todo lo que busco en drama de ciencia ficción. A veces las guardo, las respaldo en dvds, pero voy a empezar a respaldarlas en discos externos, para cuando haya alguien con quien (volver a) ver todo eso. Así me engaño, creyendo que va a existir alguien. Que voy a aceptar a alguien más en mi vida. Me engaño creyendo que voy a invitar a alguien más a este vacío. ¿Cómo para qué? Todos están bien lejos de mí, por eso me vine a vivir hasta acá. Voy a caer a un río y desaparecer entre escombro y basura. Fui feliz, sí claro, para lo que sirvió. Y que no encuentren mis rastros, ni sepan quién soy, porque me voy sin identificación. Me quité las costras con navaja para que me volvieran a abrir. Sangré, y casi se me pasó la mano, tuve un susto. Aún me arde, pero al menos ese dolor opaca los sentimientos.
Este sábado, no salí tarde de trabajar, salí a "mi hora".
Decidí no ir a la plaza después del trabajo, a comer, porque es un gasto que preferí evitar.
Aquí hace mucho calor.
Mejor regresé a casa y tomé un suero sabor uva del refrigerador. Me acosté y me quedé dormido.
Desperté una hora después, con ganas de salir, así que salí.
Tenía el plan en la cabeza de tomar un par de cervezas e ir a bailar, tenía esa intención.
No comí, la cerveza me haría efecto más rápido.
Dejé mensajes, de que estaría ahí, en el centro, por la revu, por si querían, y nos veíamos.
Tardaron en contestar, para dar negativas.
B. estaba ocupada, estaba en otra fase de su vida. Ya había pasado de mí... Era/es a la que consideré más,
pero,
qué bueno que está bien y que no me necesita.
Nunca me necesitó.
Los otros que contestaron, querían que yo fuera a donde estaban ellos. Ya me había tomado una cerveza, no me quise trasladar, ni coincidimos esa vez.
Ya han pasado años. Creo que no les interesa. Creo que son egoístas como yo.
Un poco más de iniciativa y sí iba, porque ya pasó antes, pero, sólo era llenar el vacío de la soledad, con el vacío de la compañía de desconocidos.
No me divierto en las fiestas; todas las veces que fui, busqué embriagarme para pensar menos. Bailé un par de veces con chicas, y no pasó nada más relevante. No hice amigos. No fui suficientemente interesante. No sé tocar un instrumento. No soy más listo que el promedio. No tengo temas de conversación. Bueno, al menos no digo mentiras.
Dos cervezas, ya estoy mareado.
Pasa otra hora, extendí mucho esa tercera cerveza.
Nadie va a venir.
Otro fin de semana que no bailé, qué pinche desperdicio.
Mío, para empezar, lo que soy, porquería.
Regresé al departamento a engullir helado. A tomar Vodka.
Compré una cubeta de helado de multisabores.
Me gusta el helado, me gusta el hielo, y las cosas congeladas.
Quizá porque no es lo natural, comer hielo.
Lo natural son las cosas tibias.
Me gusta que me entuma la lengua. Que los sabores vayan apareciendo poco a poco. Hasta me gusta un poco el dolor de cabeza por comer helado muy rápido.
No me gusta cortarme la lengua y la mejilla por dentro con los hielos afilados, pero eso sigue siendo #vampirismoforzado .
Puse esa serie como sonido de fondo, lo bueno que, no importa qué tan fuerte llore, qué tan fuerte salgan mis sollozos, mis vecinos no me oyen.
Otros seis tragos de vodka. Otros 3 vasos de helado.
Entre la neblina visual, recuerdo que corrí al baño.
Lo último que recuerdo de esa noche es que lo estaba vomitando, porque comí y tomé demasiado.
Cuando volví en mí, la chica tenía ambas manos en mi cuello, apretando con fuerza, pero se notaba su vacilación,
su cara expresaba confusión aún,
¿quién chingados es? pero entendí rápido lo que estaba pasando, porque lo escribí antes y lo dejé en un cajón, y había sido leído.
Le dije que se quitara, pues, que no sabía lo que estaba haciendo,
que ¿cuánto le debo? me acomodé el pantalón, le pagué y la acompañé a la salida. Olía rico.
Vi que había sol, no sabía qué día era, hasta que regresé y abrí la laptop. Ya era el otro día. Sabía que me iba a doler la cabeza horrible, pues mi otra personalidad había tomado control, cuando yo me apagué. Él había leído la nota. Y buscó a una de la calle, hasta que encontró a una que accedió a eso.
Pero no se divirtió, por eso regresó a su baúl. Dejamos un charco donde estaba acostado porque las cortadas se me abrieron. Quizá por eso vaciló la chica.
Este sábado, no tengo con quién suicidarme, lo pospongo una semana.
Idealizo el suicidio porque es una decisión propia, una acción propia. Probablemente ya no lo vuelva a mencionar. Ya lo dije suficientes veces.
Ya no le cuento a nadie. De todos modos, qué bueno que ya no se preocupan.
A veces no es lo físico, es lo mental. Quisiera no pensar.
#basadoenHechosReales
Pero ves, no me morí.
No, no tuve ese descanso.
Tú crees, ¿que no entiendo? Todo lo que eso conlleva, es un pensamiento horrible, es como llevar una granada, y dejar que estalle cerca de mis seres queridos. Mi repentina ausencia los lastimaría.
¿Tienes idea? la tienes? Saber que les importo, al mismo tiempo que quisiera ya no estar tan cansado, ya no pensar, ya no sentir.
Por eso muchas veces no te hablo.
Por eso me quedo dormido, mejor me duermo para no sentir.
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