octubre 05, 2012
1b
Pues no deberías.
No deberías estar aquí, hay personas que te están buscando. Personas que requieren de ti.
Están las personas que piensan mucho en ti, y las que lo hacen poco. Pero no a todos le importas igual. Sólo unos cuantos de verdad darían su sangre por ti. Y de esos aún menos renunciarían a sus propios órganos para que tú sigas caminando entre los vivos.
Y todo es momentáneo. Y todo es efímero cuando los años se hacen tan pequeños que ya no los saboreas. Y cada noche es sólo un parpadeo, y las lunas aunque las pintes no las distingues. Son tantas por contar, que te rindes. Y te quitas los colmillos sabiendo que es en vano. Sabiendo que tus acciones poca diferencia hacen en sus planes.
Estás aquí, pero no quieres estarlo. Sólo que aún no lo sabes.
Y te aferras a cualquier emoción intensa que puedas encontrar en esos segundos entre los que parpadeas. Y los cuchillos y sus filos se hacen menos divertidos cada vez. Y las cicatrices terminan por aburrirte porque sanan y te dejan ir.
Pero las mañanas tienen algo diferente... Las mañanas tienen una forma única de entretenerte. Prolongas todo lo que puedes ese momento en el que no te has decidido a rendirte, por la "promesa de un nuevo día" y todo lo que acarrea.
Aunque desprecies cada palabra de su ideología.
No lo aprecias por ellos, porque ellos no lo entienden. Tú lo has encontrado por tu cuenta.
Ahora yo... yo pierdo el control más a cada momento. La desesperación se vuelve una náusea que no quiero, no podré evitar, lo sé. Ahora no queda mucho más para mí, por mí.
No soy el centro de tu atención, desde hace mucho lo sé. Por eso es que me refiero a ti en segunda persona.
Cuando aterricé, los días se veían muy breves, apliqué el azar, en ocasiones encontraba algo precioso, o a alguien con quien se merecía perder el tiempo.
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