Estás en una franja al alcance de mis dedos, flotas a una distancia segura.
Mis raíces están debajo de ti, cuando quieras te puedes soltar.
Pero cada vez que sueño, sigues ahí.
A veces me detesto porque no eliges tus palabras apropiadamente.
Si me alejas me iré.
Sería mejor que te entraras como infección y permanecieras hasta el fin de mis días.
Tal vez pienses que pierdo las fuerzas para quedarme aquí. No estarías muy equivocada.
Aunque no tengo anclas, no voy a ningún lado.
Tu presencia le da un color diferente a mis días.
Llegué a acostumbrarme a que me abandonen, lo sabes.
Pero cuando sueño, sigues ahí.
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