Se le llenaban los ojos de lágrimas al escribir la carta.
Quiso que fuera de su puño y letra cuando sus padres la leyeran.
"Estoy bien. He seguido por aquí. Estaré bien, tengo un trabajo estable."
Antes, había estado vigilándolos para asegurarse de que aún vivieran en la misma casa.
No quería dejar cabos sueltos, o cosas al azar.
Pero el tiempo había separado a sus padres. Su hermana Yesenia ya se había salido de casa, así como Georgina, encontró trabajo y una vida estable y feliz.
Gi no haría dos cartas, se la dejaría a su madre solamente.
"No me busquen, no me van a encontrar." Se había robado esa frase de alguien más.
"Lamento por lo que les hice pasar hace tantos años..."
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"¿Sabés lo que significa?"
Me contó, en ocasiones se le escapaba el acento de otros países, los mezclaba.
"Las radiaciones solares son las únicas..."
Aunque molieras a un inmortal, sus partículas seguirían vivas. Ese es el verdadero castigo.
No, tendrías que encontrar el antídoto, o, como en la antiguedad, que un inmortal asesine a otro.
O requerir de un utensilio muy específico...
Su familia sólo supo que Georgina había muerto cuando era niña, y que su tumba estaba en alguna parte de Ixtlán. Ahora su mundo había dado un vuelco. Gi sabía que la buscarían a pesar de su advertencia, pero tenía todo cubierto, aunque la agencia la había cesado de sus funciones por dar paso a agentes más jóvenes, ella aún poseía un par de lazos útiles que la ayudarían.
"Quiero conocer Veracruz." -Me dijo.
Todo sería repentino. La A.M. atacaría de un día para otro.
Se va en diciembre, como todos. Como yo también haré.
Pero aún falta mucho para que llegue mi hora...
"Todas esas personas a las que privé de su vida, finalmente descansarán."
Se confesaba brevemente, pero conmigo no necesitaba hacerlo, conmigo menos que nadie...
"Me iré a las estrellas, a donde pertenezco. A la zona entre la luz y la oscuridad, donde todo comienza y termina, donde no hay cuerpos ni materia, sólo energía extendiendo sus lazos hacia todas dimensiones. Regreso al lugar que nunca dejé..."
Nadie aparte de nosotros, quienes apreciamos de verdad los momentos buenos, merece más tener vidas largas y felices, pero la vida no es justa.
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