Había mundo. Así que comí, comí mundo.
Comí mucho mundo, y me indigesté.
Ya no quiero viajar y conocer y experimentar.
Ya son suficientes las marcas dejadas por nudillos extraños en mi cara. Ya no quiero coleccionar más.
Ya han sido suficientes las visitas al hospital. Ya conozco demasiados usos de un martillo.
Extendí el brazo, pero se siente igual, quizá, hasta un poco más frío porque pierdo calor corporal.
No estás sola, pero siempre te sentirás sola.
Puedes cambiar, simplemente no quieres hacerlo.
Tampoco te estoy obligando a que me pongas atención. Eso no va conmigo, o eso quiero forjarme.
Seguramente puedes hacer otras mil cosas que te cultivarán o te harán mejor persona, que no sea pasar tiempo conmigo.
Y aquí, no te comparto mi espacio, no te comparto mis opiniones. No quiero escuchar lo que tengas que decir, seguramente será diferente, y no quiero que contamines mis pensamientos.
Ya hay mucho veneno. Y es mío.
Ahora sólo queda una cuenta regresiva contra la pared. Y estás ahí. Y estás contando, y ni siquiera te has dado cuenta.
Es que mis cronómetros están todos fuera de sincronía con el tiempo real.
Tú en cambio posees una brújula más acertada.
Tú sí distingues sueño de realidad.
Tú sí te das cuenta de cómo sufren los demás a tu alrededor.
Tú sí le das peso a los sentimientos de los demás.
Tú sí piensas más allá de la conveniencia y una ganancia personal.
Y por eso te tengo en tan alta estima, aunque no en un pedestal, debería clarificar.
Tienes errores, como todos. Aún me falta conocer a alguien que no los tenga.
Y tus errores son graves, quizá aún más que los míos.
Pero no me baso en las otras partes de tu comportamiento que no me interesan en lo más mínimo.
Me baso en la reacción que tendrías cuando te veas en esa situación específica, con tanta sangre sobre ti y las personas en el piso que ni conoces, y tú te alucines a ti misma frente a ti riéndote estruendosamente. Me baso en cada decisión impulsada por adrenalina que tomarías desde ahí. Me baso en tu empatía y lo poco que consideras estas opciones, que son reglas en mi mundo de los sueños.
Me baso en que tú, teniendo tanto veneno como yo, eres diferente.
¿Crees que sea suficiente?
Creer es fácil, no necesitas pruebas. Por eso mucha gente cree, y elige no saber.
Saber es doloroso. Saber implica dejar de ignorar. Y mucha gente está cómoda con lo que ignora.
Lo entiendo y no lo puedo compartir, aunque lo intente, no sin más daño.
Pero cualquier daño que se acumule no hará diferencia.
Va saliendo el sol, la sopa se enfrió.
Dejo de pensar, comienzo a actuar.
El estómago se expresa cuando llega el momento en el cual habitualmente le vierto algo para no desfallecer. Sí, padezco hambre. Te lo dije, dejarse morir es fácil.
He sobrevivido aquí de maneras poco recomendables, o no sé cómo expresarlo mejor.
Sólo sé que esto no es lo ideal.
No estoy dando el máximo.
Pesan mucho tus sentimientos.
Y cuando me expresas tu pensar, me mortifico.
Y no sé cómo cambiar.
Y no sé cómo aceptar tu ayuda.
Y no sé cómo dejar de ocultarme.
Y termino con la misma decisión del inicio.
Y no cambiaré, no importa cuánto te duela mi forma de ser.
Y no quiero que me ayudes.
Y no me importa, no me puedes tocar. No puedes llegar al centro, te lo tengo prohibido.
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