C. de C.
Aquí estás, entera.
Como un lienzo limpio, en blanco.
Como un libro sin leer.
Un crucigrama sin completar.
Un cuerpo sin marcas ni señales de identidad.
Estás en mi mesa, fría. Y boca arriba.
Y mi cuchillo de carnicero está con su filo óptimo.
Choque repentino de metal contra metal en perpendicular atraviesa y separa falanges.
Pero tú ya no sangras.
Corte en la muñeca, una pieza más. Te vas desensamblando con cada tajo.
Corte en el codo, presenta dificultad, apoyo y uso mi peso para quebrar. El tronido me satisface al grado de la humedad.
Separo y aparto, una pieza más.
Ahora, el otro brazo.
Con la experiencia recién adquirida resulta un sutil placer repetir los procesos, ahora en espejo.
[texto 7 de 2018-9, en realidad también lo escribí antes pero lo pasé a digital hasta noviembre]
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