Una miller.
Dos miller.
Ya va saliendo.
Ya se me van saliendo los cuchillos del corazón.
Hora de clavarme la mano.
muñeca
torso
sien.
Hoy no te vas a escapar, ya me harté de que digas y hagas tanta estupidez.
Hay un montón de razones por las que pienso las cosas dos, tres veces, las que sea necesario.
Por fin te veo frente a mí y me abalanzo con la daga hecha de mi fémur, pero te defiendes, no te quieres morir.
Pues te vas a morir, por mi mano, te voy a hundir en alquitrán y prenderte fuego.
Y me voy a convertir en monstruo para masticarte, y escupirte, y aplastarte con mis pezuñas, y que quedes reducido a puré con astillas de hueso y tejidos irreconocibles de órganos internos.
Me lo quieres hacer más difícil, quieres hablarlo, discutirlo, pretextar que estabas tomado, enpastillado, enamorado, débil.
Débil es todo lo que no soy.
Ahora lo verás, mientras corto tu mandíbula.
mayo 11, 2019
Asesinando al imprudente.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
No hay comentarios. :
Publicar un comentario