6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

mayo 14, 2007

Siete manos

En el principio, yo era un demonio.
Fui formada con barro.
Pero no tenía movilidad, así que mi padre se arrancó unas venas de su lengua para hacerme los tendones y las articulaciones.
Aunque con manos rudas, gentilmente me dio forma.
Barro color rojo.
Ojos de esmeralda verdes.
Cabello como de enredaderas, con muchas flores.
Su aliento húmedo entró por mi nuca.
La humedad se convirtió en sangre.
Mi cuerpo me gustó mucho, así que le agradecí a mi padre interviniéndome para lucir más atractiva.
Reduje mi carne para estar esbelta.
Mi padre me miró complacido.
Si mi madre estuviera aquí sé que también le agradaría.
Cumpliendo con mis deberes, pude accesar al incielo.
Realizando tareas sagradas obtuve nuevas armas.
En mis viajes forjé importantes lazos con los de la luz.
Conseguí amistades preciadas.
Obtuve acceso ilimitado.
Me extrañaban, así que ellos, siendo tan serios, comprendieron la razón de mis estancias.
Siendo obediente, pude ganar respeto.
También intercambiábamos tareas, aunque estaba prohibido.
Una de la oscuridad puede hacer cosas que hace uno de la luz.
Uno de la luz puede hacer cosas que hace una de la oscuridad.
Me hice de novias allá arriba, aún cuando no estaba permitido.
Les pinté color a sus alas.
Manché sus cuerpos con mi lujuria.
Me derramé sobre ellas, todas ellas, completas.
Mis fluidos, saliendo de mí, les supieron muy bien.
Se bañaron en mí.
Me bañé en ellas.
Todos sus líquidos son deliciosos.
Me gusta mucho la diversidad de sabores de las chicas que he probado.
Sabe diferente la madera cocida de la carne tierna.
Me gusta igual la saliva de sus bocas, la leche de sus pechos, el sudor de sus vientres, y la menstruación de sus vaginas.
Me lo como todo.
Aunque el lubricante no tiene sabor, se siente muy rico cuando está en mi cara y entonces la froto entre sus piernas.
Enmedio de la diversión hubo misiones importantes.
Ellos no quisieron difundirlo, pero mis amigos me contaron.
Una de mi tipo debía sacrificarse.
Así hice, y me entregaron un nuevo cuerpo.
Aunque igual al anterior, tenía más sensibilidad.
Descendí por la luz y siete manos me recibieron.
Descendí entre luz y siete manos me iban sosteniendo.
Manos grandes, medianas, y pequeñas.
Manos curiosas.
Manos tibias.
Manos que me acariciaban.
Se sintió tan bien.
Me palparon. Me apretaron. Y sus dedos se metían en mí.
Me gustó tanto...
Sucumbí ante el placer.
Siete manos me exploraban. Me frotaban con fuerza.
Fricción en siete lugares produjo un calor en mí.
Cerré los ojos y apreté los labios.
Las manos no dejaron un rincón sin ser tocado.
Suaves caricias provocan olas de placer.
Las manos me tocaban, me agarraban.
Delineaban mis curvas y mis rincones.
Siete zonas mandando señales al mismo tiempo.
No quería moverme, era mi cuerpo el que se convulsionaba por los orgasmos contínuos.
Siete manos, treinta y cinco puntas trazando caminos.
Un líquido caliente escurría desde el interior de mi vagina por mis piernas. Las manos de encargaron de llevarlo por mi ombligo, sobre mi vientre, entre mis senos, en mi cuello, hasta mi boca.
Sabe muy rico. Pido más con una palabra.
Estoy empapada en mí.
Es la reacción que me provocaron.
Siete manos entraban y salían de mí.
Siete manos penetraron todos mis orificios.
Siete manos, treinta y cinco puntas de los dedos, incontables orgasmos.
No tuve que moverme, hicieron todo por mí.
Siete manos me agarraban y me apretaban mi carne.
Sólo me importó sentir.
Me dejé fluir.
Siete manos me sujetaron al descender.
Renací en placer.

Nat2