6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

marzo 28, 2014

N. A.

¿Recuerdas cuando me querías?
¿Recuerdas cuando me buscabas?
Recuerdo que decías "te quiero" y se oía tan natural. 
Tanto que me lo creía. 
¿Recuerdas cuando sonreías al verme?
El mundo está lleno de fantasmas. 
Y yo estoy lleno de demonios. Cadáveres de demonios. 
Es triste ver a tantas mujeres despesperadas por casarse, obsesionadas con el matrimonio. 
Como si un papel firmado les asegurara la fidelidad del pobre diablo que quede con ellas. 
Pero es más triste ver que no querrían casarse conmigo. 
En el fondo del cajón se ríe uno de ellos, hasta que lo aplasto. Lo aplasto con el puño cerrado. 
Cero drama dije. 
Son fantasías imaginarias de vidas alternas, sólo eso. 
Juego de palabras. 
Juego a que hablaba en serio.
Y tú te aburres de mi juego. 
Y me vuelvo predecible, hasta que me aceptas. 
Aceptas que juego algo que no podré ganar. 
Me aceptas como soy, aceptas lo que creo de mí. 
Mil veces he dicho que puedo cambiar de opinión. 
Pero no me dan ganas de hacerlo. 

Sujetaba tan fuerte mi equipaje emocional que hice que me cortara las manos para dejarlo ir y que se hundiera. Me mordí las muñecas hasta que se desprendieron. Aprendí a nadar. 
Llegué a la superficie y tomé una bocanada de aire. Y vi que nada cambia. 
Vi que nada cambia. 
Yo no cambio. 
Aunque aprendí a imitarlo. 
Detrás de ésta máscara de conformidad hay un hueco. Hay un peso. Hay simplicidad. Hay instinto. 
Tomé la decisión, dejé ir mis lastres a que se hundieran en el fango coagulante y quise volver a respirar. 
Estuve preparado para viajar en el tiempo y después ya no. 
Solté las maletas que descendieron con su esqueleto y acepté que puedo encontrar a alguien menos "ideal". 
Así que si es el futuro y lees esto, sabes con todo mi dolor que no fuiste mi primera opción, pero eres la opción con quien me quiero quedar. 
Realmente no merezco más, y no voy a cambiar para merecer más. Y quizá tú tampoco lo haces ni lo harás. 
Este viaje a ningún lugar es más divertido si uno tiene una compañera de viaje a su lado. 

Cuando me vaya, ¿qué va a quedar? Polvo, sólo eso. 

Ya no tengo "equipaje emocional", pero me pongo una máscara que te hace creer diferente. 
Si no lo hiciera, no tendríamos mucho de qué platicar, porque tú tienes muchos sentimientos, y yo no. 
Y no puedes decir que no te avisé. 

Aún respiro. Aún puedo sonreír. Aún disfruto la música y la comida. Aún disfruto la compañía de un ser querido. 

Aún estoy en este viaje hacia ningún lugar, y lo acepto.

marzo 09, 2014

Aún menos

Estoy viendo cuevas con estalagmitas de espuma.
Y amo mis objetos.

Trato de enmudecer los pensamientos tontos antes de presentarte mis opiniones predispuestas.
Amo mis objetos pero no le pertenezco a mis objetos.
Las cosas sin ti no son nada.

Trato de navegar entre la niebla que esta uva y estos licores corruptos me proveen mientras al mismo tiempo levantan el velo.
Si el mundo está llenos de fantasmas, y estoy solo, aquí no hay ningún fantasma.

La proporción correcta entre bebidas te permitirá disfrutar el trago sin asquearte mientras fluye levemente el contenido etílico hacia una nebulosa desinhibición.

Habemos anclas, y las anclas no necesitan anclas.
Nos ponen en el mundo repitiendo ciclos de vida. Saltando de cuerpo a cuerpo y de cama a cama.

Como todos los preludios en enunciados dislocados, me he vuelto una decepción para mis propios estándares sobrevaluados auto-impuestos.
Y dos minutos llevan al infarto.

Si entraras en el cuarto, no reconocerías lo que quedó después de la explosión. Todos los colores que amalgamé en ficción que quise convencerme era real.
Si hay suficiente dolor involucrado, uno o una tiende a comenzar a pensar que sea lo que sea, debe ser real.