6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

marzo 22, 2008

EDM - En Destrucción Mágica (EtenDemïMaji) I-IV

Así como la otra historia, sólo dejo aquí las primeros 4 partes. (Canción oficial: "Ya me acostumbré" de Moenia) 1 "Narcicista" Eten le tira el plato de comida a su madre. La reina, aunque ella no lo preparó pues tienen a su servicio unos 600 empleados entre súbditos y sirvientes. Eten no tiene carencias, pero se ha vuelto algo arrogante. No quiere gobernar, piensa que eso es para personas más sedentarias y él se quedó con genes de su abuelo nómada. Frecuentemente se escapa del reino para ir a galopar y cazar animales en el bosque y las montañas. Eten tiene una acompañante llamada Zyara, quien es una amazona que rescataron de cierta jungla cuando se estaba incendiando. Zyara lo protege y evita que se haga daño, mientras le permite escaparse de sus obligaciones como príncipe, ya que a ella también le aburre, como acompañante, realizar todas esas actividades. Zyara está bajo el cuidado de Eten, por lo que en lugar de castigarla, los castigan a los dos, pero a ellos no les importa y se siguen escapando. Así que otra de las ocasiones que ellos se escapan se van al reino de Vialaya, pero ella no puede recibirlos. Zyara y Eten se quedan hospedados en una de las tantas casas de huéspedes, el reino de Vialaya es un reino de viajeros. Al mismo tiempo en el reino de Eten, Demï se encuentra confrontando al rey diciéndole que el reino de Garler atacará, pero que él, Demï, los detendrá. El rey se rehusa a aceptar su ayuda pero Demï dice que no es por ayduarlos, sino porque quiere su reino sólo para él, pero a su tiempo. Así que Garler y sus hombres y mujeres atacan el reino de Eten cuando este no está ahí. Incendian un tercio de las casas, es cuando llega Demï y los combate, pero causa la misma destrucción y cuando todo termina, dos tercios del reino son cenizas. Los cadaveres del ejército de Garler quedan regados por las calles, mientras Demï se retira triunfante. 2 "Esquizoide" Atada en una pared con grilletes y cadenas está la princesa Vialaya. En el mismo cuarto, junto a la ventana, se encuentra Demï. Vialaya: ... tú... eres quien hizo que 500 hadas se cortaran las muñecas... Demï: ¿500? Ahí falta un cero. Demï toma del cuello a Vialaya y comienza a apretar. Cuando los labios de ella se ponen morados, Demï rompe las cadenas y la acerca a la ventana. Afuera, las casas y las construcciones se encuentran derrumbando. La gente muere. Vialaya demuestra con sus ojos estar aterrada. Demï: ¿Cómo se siente ser aplastada mientras ves que tu mundo se colapsa? En eso Demï la azota contra la pared y con la otra mano la comienza a apretar en las costillas. Vialaya ya no puede respirar y le sale sangre de la boca. Finalmente, deja de luchar, ella baja los brazos y Demï la deja caer al piso. Después de salir, esa torre también es derrumbada hasta quedar todos los ladrillos separados. Vialaya despierta gritando. Su madre llega para preguntarle pero ella la ahuyenta. El rey está muy ocupado. Él llega después pero entonces Vialaya ya está más controlada. "Nunca estás" es la frase que usa para culparlo. Él entonces le compra cosas para compensarla. No puede salir hoy aunque Eten la está buscando. Vialaya no quiere salir. Se siente mal. Tiene miedo. Todo ese día se encierra en su cuarto y no quiere comer. Al día siguiente, sí quiere comer pero su padre trata de acercarse a ella y eso le provoca otra crisis, se duerme llorando. Después sí se escapa con Zyara, la acompañante de Eten. 3 "Desgarrador" Es un día normal en el reino de Demï. Ya pocos recuerdan que él tuvo que exterminar a casi toda su familia para quedarse con el poder. Dentro de las paredes del castillo todavía se ve la sangre inpregnada entre los ladrillos. Dice que es para adornar. Casi cada día entra una doncella para ya no salir. Se habla públicamente de su crueldad. A pesar de esto, su reino es el más próspero. No falta comida en las casas. Nadie mata en las calles (sin una buena razón). No hay asaltos, pues todos tienen algo de dinero, porque todos pueden tener una ocupación. Muy pocas personas trabajan en el castillo. Y de las pocas que lo hacen, aún menos tienen permitido salir. Nadie sabe como se sostiene el castillo pero no se lo preguntan demasiado tampoco. Está permitido el comercio de personas, pero para eso deben pedirle permiso personalmente a Demï. Sí, un día normal, cuando puedes comprar un hígado humano o una esclava de color o asiática por poco dinero. O esclavos, según sean los gustos. Eso sí, lo que está prohibido es tener animales exóticos o raros como mascotas o para comerlos. El único que lo puede hacer es Demï, pero no los tiene como mascotas, sino como invitados en su jardín. Así que cualquier animal o dragón, alimaña o serpiente que se esté a punto de extinguir, obtendrá su libertad al entrar a este reino y será tratado como invitado en el castillo de Demï. Claro que, si el antiguo dueño tiene apegos emocionales puede visitar a su ex-mascota en el jardín. Es una de las pocas circunstancias excepcionales por las que se puede entrar en el castillo. Periódicamente una mujer pretende ser reina al querer engatuzar a Demï. Pero al día siguiente aparecen destrozadas. Literalmente destrozadas en las calles. O se vuelven locas. Nadie ha logrado salir después de pasar una noche con él. Y quienes lo han logrado es porque no vuelven a ser vistas. Jamás. Eso no asusta a la siguiente ambiciosa de poder. Siempre hay una más tonta. También quieren embrujarlo con hierbas pero no les funciona. Son, o desterradas por practicar la brujería o reclutadas para hacer a los hombres más felices con sus hierbas. Como dije Demï tiene trabajo para todos. Las guerras. Demï tiene 500 generales, la mayoría no vive en el reino, pero son fácilmente convocados gracias a halcones mensajeros. De esos generales, cada uno dispone de un ejército de 1000 hombres. Pero se dice que cada uno de esos hombres cuenta como 20 hombres comunes. Y cada general cuenta como 50 hombres. Así Demï conquistó los reinos a su alrededor hace 5 años, cuando todavía era un adolescente. No tolera la traición. Cuando uno de los generales se quiso aliar con el último de los reinos que quedaba aún con su rey original, Demï mandó a todo su ejército a devastarlo. Las ciudades fueron destruidas y no hubo sobrevivientes. Demï consideró que era suficiente porque no podría gobernarlo todo solo y no quería compartir el poder, eso después de asesinar a sus padres porque le dejarían el trono al hijo mayor, a quien Demï también aniquiló. Así Demï se quedó con un reino 9 veces el tamaño de su original territorio. Un día la bruja le dijo que llegaría alguien a remplazarlo. Demï ya lo había visto en sus sueños. Le pidió a la bruja que se retirara, y se quitó la vida con la espada. 4 "Tierna" Entre los reinos está una zona prohibida para todos los mortales que no usen magia. Es la zona de las brujas. Ahí vive Maji, una de las sobrevivientes de la masacre del castillo de Demï. Aunque Maji no usa magia, la tiene latente dentro de ella. Está en su sangre. Las brujas decidieron adoptarla porque sabían que se quedaría con el reino de Demï algún día y pondría fin a las guerras. Sin embargo Maji no piensa en eso. Ella es animosa y muy alegre todo el tiempo. Nunca llora. Nunca está triste. A veces va a los otros reinos para visitar a su amigo Eten, o a Vialaya, aunque Vialaya casi no está. Maji es fácil de describir ya que es una niña inocente que nunca piensa en el mal. Lo ve, lo conoce, pero no se obsesiona con eso. Siempre es propositiva. El reino de las brujas ha sido respetado por Demï porque ellas tienen un trato con él. Maji también lo sabe. Y casi todos los reinos conquistados tienen ese trato. Enviarle doncellas jóvenes cada cierto tiempo para ser el entretenimiento de Demï. A veces envían fuertes hechiceras para tratar de combatirlo pero ninguna ha regresado. Si le preguntaran a Demï, diría que esas fueron las más divertidas, las que pusieron resistencia. Cierto día Maji se reune con Zyara, que también está acompañada por Vialaya. Dicen que irán al reino de Eten, que ha sido devastado. 4/16