6, El fin


Ishigo Ishimaru, estás mal de la cabeza; imagen 6

enero 26, 2011

Secretamente (4)

¿Qué te crees trayéndome tu desfile de pérfidas a nuestro hogar?
Y yo aceptándolo, tomando para mí, porque son fáciles.

¿Por qué lo que sentías por mí cambió?
Dime dónde comenzó... cuándo empecé yo a cambiar para que me trates así.

Pero tuve mi venganza.
Las primeras represalias de tus actos silentes y discretos.
Dentro estas cinco paredes sangra debajo de las cejas y el amor me dejó ciega.

Mucho tiempo mirándote directamente, no puedo, puesto en palabras simples no puedo dejar de amarte.
Tras de mis puertas invisibles me invades, te lo permito por tener la capacidad de separar mis emociones.
De mis sentimientos. De la química orgánica que me hace sentir aprecio por algún otro ser vivo.

Apego, por costumbre. Por adicción al dolor. Por miedo a la soledad.
No sabes quién soy. No sabes por quién hablo.
Te formas una vaga ilusión falsa sobre lo que siento y pienso, y pronto ha de cambiar.

Secretamente, me hago daño.
Porque ya lo resolví, ya estoy bien.
Pero me aburro sin tener algo qué hacer.
¿Qué más falta? Nadie que me ame. Desaparecer.
Los actos prohibidos para un ángel dual.

Tu falta de respeto me facilita compartirme.
Pero para preocuparte no tienes razones.
No te dejaré. No me iré, y tampoco lo harás tú.
Por siempre dentro de mí, nuestras fauces se complementan simbióticamente.
Me das del veneno que me hace adicta.
Le doy un poco de color a tu existencia.
No merecemos más, no, no lo merecemos.

¿Por qué no puedes entender aún mi lenguaje secreto?
Algún día lo comprendiste, y te sumergiste en mí, y estuvo bien todo a mi alrededor.
Porque soy muy egoísta y me gusta lo que recibo de ti, por eso no te dejo ir.
Pero el tiempo arrastrado con la apatía y la desconsideración te han hecho una persona amarga.
Y aún así también yo me he acostumbrado a tu amargura, al no tener una salida fácil para tu ausencia, ahora inminente.

Costumbre, y me gusta sentir que soy importante para alguien.
Y cuando aparece alguien más, simplemente lo dejo suceder.
No es tu culpa. No es culpa de nadie. Yo soy el que lo deja pasar.
Y ya hemos visto que no duran. Que nadie ha podido igualar tu resistencia.
Pero también sabemos que sí existirá alguien más en un futuro perfecto.
Sólo quiero que no la encuentres antes de que te vayas.
Ahí.
A ese lugar donde no te podré alcanzar.
Y aunque te fueras antes no iría por ti.
Las prioridades, y tú has bajado en ellas.

Yo también entendí tu lenguaje simple y discreto, y por eso nos acoplamos bien.
Pero tú quisiste cambiar, y cambiarme a mí, y eso no lo permito.
Que me exijas cosas, sabiendo bien que no me gusta que me presionen.
Conociéndome tan bien, lo has seguido haciendo.
Secretamente, también te amo.
Pues no puedo renunciar a ti por todo lo que me das.
Lo que quieres seguir dándome.
Y yo que te devuelvo tan poco.

Pero hace ya mucho tiempo, que comenzó todo a esto y muchas tormentas hemos tragado, juntos y por separado.
"En la salud y en la enfermedad"
Y nos hemos inyectado infiernos mutuamente y lo hemos disfrutado.
Dime que tú no lo has disfrutado.
Niégame que te la has pasado bien.
Pero consideras más el futuro que el presente.
¿Por qué no vives el presente?
Nos queda poco a ti y a mí.

Sangra poco debajo de los dientes.
Nunca he necesitado operaciones serias.
Me molesta mucho el olor a debilidad de otras personas.
No me junto de quien no pueda consumir.

¿Miedo? No tengo.
Es sólo que me gusta ser práctico, y que otros hagan cosas por mí para así yo no tener que hacerlas.

Están manchadas las sábanas.
Están marcadas las paredes.
Está grabada nuestra carne.
Tenemos nuestras firmas en la piel.

Hace pocos días lo entendí por fin.
Es por eso que me obsesioné.
Su cuerpo me recuerda al de alguien más.
Una chica distante en materia.
Pero presente en memoria.
Y el olor es el mismo.
Y me re-descubro, y vuelvo al origen.

Estoy a dos futuros de distancia de encontrarla.