Cuando duermo, a veces sueño con el
interior.
Con la ciudad que he construido ladrillo a
ladrillo. Con la nave que me robé del espacio y que bajé con la mano a la tierra.
Había muchas palmeras, porque hacía calor,
porque alguien me quiso alguna vez.
Un bosque tropical.
Me robé el frío de otro
subconsciente. Ingerió sus criogenias mi alma al tocar el interior, al
soñar con ellos. Y al volver al bosque, ya estaba congelado.
Cuando veo en tu interior, provocas una
precipitación en mí;
Llueves por dentro en mí, constantemente.
Alimentando el bosque congelado, más
espinas traslúcidas dividen luz en sus colores, que se desploman a la arena
debajo, iluminando y marcando una fuente.
Aún brota alcohol sabor fresa ahí. Esa
fuente no se detuvo solo porque no te conté.
Tu amor quiebra el interior de fantasmas
teóricos en mi subconsciente.
Contraproducente.
Tu desdén me impulsa.
No me quieras, porque voy a querer más.
Voy a querer todo. Y voy al final.
No hay vuelta atrás, como cuando rompí las
ventanas de tu casa, y me escondí ahí para madrearme a tu primo.
Adopté este bosque congelado de alguien
más, que con su amor terrible me mantuvo con vida.
Amor y transfusiones de sangre y médula.
Porque no quiso quedarse solo el cobarde, y por eso arriesgó su vida con esa
operación por mí, para mantenerme aquí.
Pero mi bosque es de palmeras, porque
alguna vez hizo calor en el oasis.
Y desde entonces vivo en constante furia,
enojo, decepción, renuencia, aceptación.
He tragado litros de sentimientos de
diferentes colores y nunca tendrás el derecho de decir que estoy equivocada.
La transfusión de médula incluyó un injerto místico, una astilla de su alma, que
funciona como antena para llevarme a pasear a sus dos acompañantes imperceptibles. Un efecto secundario del que ahora me aprovecho.
A la otra no la puedo separar si no quiere.
Siempre hemos sido todos estos, 6 almas y 2
cuerpos.
Vivo en luz también.
En periodos que pierdo la vista y Camille
me tiene que ayudar.
En periodos en que quiero abrazar al mundo,
y heredar mis fortunas para mejorarlo para los demás.
Vive un interruptor en mí que no es
constante.
Hubo periodos cuando le escribí cartas de
perdón a mi madre, diciéndole que estoy bien, siempre lo estuve.
Tenemos negado el acceso a nuestra vida
anterior.
Excribí 12, que voy a quemar, como a las otras
12.
Hay días que me levanto temprano a hornear
un pastel de chocolate. Cuando llega el medio día, lo acompaña la depresión, puntual. Es difícil para una cocinar cuando no puede frenar la fuga de los ojos.
El pastel queda bien, pero yo no. Lo
regalo. Ojalá pudiera tirarme a la basura yo también. Ojalá pudiera tirarme yo también a la basura.
Antes de salir a interpretar, me fumo un
cigarro en el callejón detrás del teatro. Me avergüenza que me estoy
haciendo daño activamente, cuando prometimos que sólo sería de manera pasiva;
Que sólo lo sugeriría. Que si estoy con
alguien, debe saber de mi condición mental. De las consultas semanales. De las pastillas que aborrezco tomar.
Expondría los cuchillos y no los volvería a
mencionar.
Un suicida no deja de serlo. Un alcohólico
no deja de serlo, sólo deja de tomar.
Me molesta que me digan "yo te
entiendo"; no entienden ni puta madre.
No saben lo que es depender de un fármaco
extraído de un insecto que está extinto.
Y por eso recurro a la medicina moderna, a los transplantes.
Ahora estás viendo todo el daño que te
prometí.
Toda la negatividad que nunca negué.
Todo el fango y pasto en descomposición
dentro de este disfraz de modelo.
Ojalá fueras peor persona, y así merecerme.
Pero estás aquí por voluntad propia, y no
te lo perdono.
Pudiste haber permanecido al otro lado del mundo, con otra chica más bonita que yo que no tenga estas fracturas. Estas estrías mentales resultado del
condicionamiento operante.
Podrías tener 2 novias si quisieras.
Te haré saber de mi corrosión, para que decidas bien.
Nunca me acostumbré a ti.
A tu estatura, a
tu complexión. A que hay verduras que no te comes. A que tomes coca.
A que tengas esa fea canción como alarma
despertador.
Tus detallitos me fastidian, al mismo
tiempo que los he memorizado.
Eres una excepción porque no me he cansado
de ti todavía.
Eres mi "nada".
Y qué bueno que no me necesitas.
-CriOfelia
Incompleta a propósito.
Quiero estar mal para que no vengas a
rescatarme.
Ya ves que los artículos de catálogo también podemos amar.
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